Ula y Ulaque han cumplido 120 días (contra todo pronóstico). Sus días transcurren serenamente dentro de la casa, en el lugar que elijan, bien sea en las vigas del techo, en un canasto dispuesto en la parte superior de la despensa o en las claraboyas del tejado. Frecuentemente bajan a acompañarnos en nuestras tareas, en el computador o en la cocina y con frecuencia reciben a nuestros huéspedes. Cuando se trata de personas conocidas las atienden con naturalidad y confianza y su canto es quedo y dulce, en caso contrario levantan sus orejas, estiran sus cuerpos y emiten un sonido interrogante.
Los paseos nocturnos son cada vez más productivos y esto se nota pues cuando regresan 4 o 5 horas más tarde ya no tienen avidez por la comida, (we are running out of chicken) nos hemos quedado sin pollo de 1 día y han estado comiendo pechuga de pollo sin hueso ni pluma. Esperamos superar este impase.
Ulaque es buen cazador y permanece cerca de la casa. Ula está recibiendo la visita del intruso que los atacaba y peleaba por el espacio. Ahora se ha unido al parche y acompaña a Ula quien tiene los sentimientos encontrados pues quiere seguir fiel a Ulaque (como lo dice la literatura), pero se siente muy atraída por este búho que sabe ulular y no como Ulaque que aún no ha podido ulular a pesar de las horas que pasa en internet escuchando videos de búhos que ululan en el bosque.
Su entrada a la casa es totalmente voluntaria, reafirmando así su libertad.
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